La belleza va más allá de lo superficial; cuando nos amamos desprendemos confianza y autenticidad a los demás, es nuestra esencia y verdadera belleza. Ahora bien, cuidar nuestro aspecto físico a veces creemos que es un gesto de arrogancia y somos juzgad@s por los que no se quieren a sí mismos, pero en realidad no es más que una expresión de ese amor por nosotros mismos. Es un acto de reconocimiento, de amor y de cariño hacia nosotr@s mism@s. En definitiva, la belleza exterior es el reflejo de un interior en armonía, donde se refleja la verdadera luz que desprende un interior muy bonito.